¡Gloria, Gloria, Gloria!

Tanta incertidumbre me ha llevado a sentirme frágil como nunca antes lo había experimentado. Y esto ha sido bueno. He compartido este y otros sentimientos con personas muy queridas. Con algunas lo he hecho por vídeo llamada, como las reuniones del Foco, grupo de fe y vida. Salir de nuestras propias seguridades y encontrarnos un poquito a la intemperie, sabernos personas limitadas, aceptar esos límites, luchar por ensancharlos y compartir todo esto acrecienta mi Esperanza este Adviento.

Y en medio de la pandemia irrumpió una vida nueva, priorizando mis amores. Mi primer nieto, que hace días reía a carcajadas al ver por primera vez rodar una pelota, al que todo interesa, que no quiere perderse nada de lo que le rodea, que con tanta inocencia y pasión toca, come o grita y que recibe todo como un regalo. Un nacimiento en la familia es Esperanza. Así quiero celebrar la Navidad, sin exigir, sin merecer, con un corazón agradecido.

Share This
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad