Historia
El Instituto fue fundado en 1609 por Mary Ward, como una congregación libre de clausura y que diera respuesta a las necesidades de su época. Para ello, Mary Ward siguió el patrón de la Compañía de Jesús, que se estableció autónoma e independiente del poder de los obispos y obedecía directamente al Papa.
Esto dio lugar a enormes dificultades, llegando a la encarcelación de la propia Mary Ward, y a la prohibición del Instituto fundado por ella. Sin embargo, su fe absoluta y la fortaleza de sus seguidoras, hizo que el Instituto se mantuviera vivo durante muchos años, a pesar de la clandestinidad, hasta que a finales del siglo XIX (1877) fue de nuevo aprobado.
En España, el IBVM llegó de la mano de Teresa Ball, religiosa de Irlanda con gran impulso misionero, que a lo largo del siglo XIX se propuso fundar varias casas del Instituto en diversos países. En 1845 fundaron en Gibraltar y, dada la cercanía, en 1851 se extendieron hasta España, con un primer colegio en Cádiz, a petición de un grupo de padres. Fue la religiosa Conception López quien convenció a Teresa Ball de la importancia de extenderse por España. El hecho de que estas primeras misioneras fueran de origen irlandés es lo que hizo que en España se conozca a las religiosas del Instituto como “Irlandesas”.
Sin embargo, esta primera experiencia duraría poco, dada la inestabilidad del siglo XIX español: diez años después, las religiosas se verían obligadas a abandonar España, siendo su labor continuada por seglares.
La vuelta definitiva tendría lugar en 1888, de la mano de la religiosa M. Stanislaus Murphy. Esta vez se instalarían en la localidad de Castilleja de la Cuesta, donde todavía hoy seguimos presentes, y, poco después, se implantarían en la ciudad de Sevilla, en 1907.
Desde entonces comenzó un proceso de crecimiento que nos llevó a Madrid y al País Vasco. En Madrid se abrió primero con un colegio en la Calle Velázquez, que luego se trasladaría a El Soto, en Alcobendas, y otro en lo que es actualmente Carabanchel, en una zona entonces llamada Caño Roto.
También nos instalamos en el País Vasco, con un centro educativo en Las Arenas (en Bilbao) que posteriormente se trasladó a Leioa, donde todavía hoy estamos presentes.
Durante todo este tiempo, nos hemos volcado en la educación, a través de nuestros seis colegios en España, pero también hemos trabajado en otros ministerios -trabajo social, pastoral…-, creando una diversidad que es reflejo del deseo de Mary Ward de que sus compañeras discernieran las necesidades del momento y las afrontaran para vivir los valores evangélicos.
El cuidado de la fe y la educación siguen ocupando un aspecto central en nuestra tradición y, acorde a los tiempos, hemos evolucionado mucho, movidas siempre por la persona de Jesús y las necesidades del mundo actual.