TERCER DOMINGO DE ADVIENTO – Jn 1,6-8, 19-28

Canto de Adviento

De José Mª Rodríguez Olaizola Sj

 

No hay que temer al fracaso, a la lucha,

al dolor, a los pies de barro

o a la debilidad.

No hay que temer a la propia historia,

con sus aciertos y tropiezos;

ni a las dudas; ni al desamor;

que la vida es así, compleja,

turbulenta, hermosa, incierta.

Pero luchemos

contra la tristeza perenne,

esa que se instala en el alma

y ahoga el canto.

Alimentemos la semilla de alegría

que Dios nos plantó muy dentro.

Que surja, poderosa la voz esperanzada,

esa que clama en desiertos y montes,

en calles y aulas,

en hospitales,

en prisiones,

en hogares y en veredas.

Cantemos, hasta la extenuación,

la vida del dios hecho niño,

del niño hecho Hombre, del hombre crucificado

que ha de vencer a la cruz, una vez más.

Nadie va a detener al Amor

que se despliega, invencible,

en este mundo que aguarda.

Aunque aún no lo veamos.

 

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