EVANGELIO, “VOZ QUE GRITA A PREPARARNOS”
Comenzó Juan a recorrer las tierras ribereñas del Jordán proclamando un bautismo como signo de conversión para recibir el perdón de los pecados. Así estaba escrito en el libro del profeta Isaías: “Voz del que grita en el desierto, ¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él! ¡Que se nivelen los barrancos y se allanen las colinas y las lomas! ¡Que se enderecen los caminos sinuosos y los ásperos se nivelen, para que todo el mundo contemple la salvación que Dios envía!”. Lc. 3,1-6
La tierra, regalo de Dios, se nos ha dado para labrarla y cuidar de ella (Gn 2,15), no para dominarla a nuestro gusto ignorando su valor en sí y quebrantando sus leyes. […] “Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que nos rodea, que la desertificación del suelo es como una enfermedad para cada uno, y podemos lamentar la desaparición de una especie como si fuera una mutilación” (LS 89). Trasformar la naturaleza con fines humanos es bueno y es un hecho innegable que debemos muchísimo a ese poder. […] “Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma” y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo” (LS 104) Hoy en un planteo social, debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres. (LS 49)
Señor, ayúdame a preparar tu camino, tu venida. Tú me abres el camino de la conversión, ayúdame a rebajar los montes y rellenar los valles, las montañas del orgullo, de la rutina.
A sentir con fuerza el grito de la tierra a ponerme en la piel de los que sufren las consecuencias de los desastres naturales: el volcán que ruge, la destrucción de casas y cultivos, desaparición de la fauna marina… de las lavas que arrasan todo lo que encuentran a su paso. Ayúdame a ser sensible a las llamadas de todo y todos los que nos rodean y a preparar tu venida con alegría. AMEN