Luz en las tinieblas

Tinieblas y caos antes de la creación del mundo,

oscuridad en aquel diluvio de cuarenta días,

tinieblas en Egipto por tres días antes del paso de Yahvé

por la tierra del Nilo y la liberación;

promesas futuras de que el sol se tornaría tinieblas y la luna sangre.

Las tinieblas les habían acompañado desde el principio, pero el Señor, su Dios,

Siempre había hecho brotar la luz en medio de ellas.

Nunca la oscuridad había tenido la última palabra.

Ahora, ante aquellos días de incertidumbre y miedo por la oscuridad,

El nacimiento de aquel Niño, la llegada a Belén,

de aquella familia y el retorno de algunas luces

volvían a prender la esperanza de los corazones ahogados del pueblo.

Estas reflexiones, junto a un poco de requesón y uvas junto al fuego,

fueron desgranando María y José mientras aquel recién nacido

dormía placentero en el pesebre.

Si en algún momento de la historia las tinieblas se habían tornado densas y espesas,

La claridad del corazón de aquel niño desharía cualquier intento de oscuridad.

«El pueblo que caminaba en tinieblas

Vio una luz grande,

Habitaban tierras de sombra

Y una luz les brillo.» (Is.9,1)

(Vida Nueva. Nº 3.205)

«La causa era de Dios, y Dios tenía su hora». M.W.

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