LA ÚNICA VOZ, LA DEL BUEN PASTOR
Recuerdo que, desde pequeña, mis padres me aconsejaban no abrir la puerta de casa a ningún desconocido que llamara. Decían que solo les abriera a ellos después de haber escuchado sus voces tras la puerta.
El Evangelio de hoy, también me hace recordar un bello cuento rumano que trata sobre una cabra, que pide a sus pequeños cabritillos que no abran la puerta al lobo depredador, mientras ella iba al bosque a buscar comida.
Hay muchos ejemplos como estos, en los que se nos aconseja escuchar con atención, discernir de dónde viene y de quién es la voz, distinguirla de la voz de los desconocidos que no tienen buenas intenciones y abrir la puerta solo a aquellos conocidos y amados por nosotros.
El Evangelio de hoy nos invita a esto: entre los miles de voces que nos asustan, nos engañan, nos invitan a recorrer malos caminos que ponen en peligro nuestra vida y salvación, “aprender a discernir y a reconocer la verdadera, la única Voz, la del Buen Pastor, que es quien nos cuida, nos conduce y nos confirma que Él vino a este mundo para que tengamos vida y que la tengamos plenamente.
Lavinia Serban CJ, Rumanía