CUARTO DOMINGO DE PASCUA
«YO SOY EL BUEN PASTOR»
En aquel tiempo, dijo Jesús:
—«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
(Juan 10, 27-30)
De las actitudes de ternura de JESUS, llegamos al reconocimiento del mundo como don recibido del amor a Dios y, como consecuencia, nuestra gratuidad en el cuidado de ese mundo.
La amorosa conciencia de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal; el desarrollo de nuestra creatividad y entusiasmo para resolver los dramas de nuestro mundo; la seguridad de que Cristo ha asumido en sí este mundo y ahora, resucitado, habita en lo íntimo de cada ser, rodeándolo con su cariño y penetrándolo con su luz… (LS 220)
Señor, te pedimos que nos cuides y nos protejas, así como Tú has protegido a tus ovejas.
Y que nosotros también seamos protectores de todos aquellos que nos rodean, que nos necesitan y que tengamos una postura de compasión y de ternura hacia ellos. AMEN