Decimos que Mary Ward fue una mujer apasionada en su búsqueda de la libertad; libertad que viene de Dios. Somos libres en Dios y como podríamos entender de esta cita de Clara Campoamor debemos siempre “esforzarnos” (aprenderla ejerciéndola) por esta libertad. Esta libertad es felicidad profunda y así Mary en sus escritos nos dice “¡Oh libertad, que tan felizmente comenzó, en la cual tuvo su principio todo el bien que recibí, y que en aquel momento fue más valiosa para mí que todo el resto del mundo! Si desde aquel momento no hubiera puesto ningún obstáculo a tu voluntad y a tu obra en mí, ¡qué grado de gracia habría conseguido ya!”.
La libertad nos lleva a encontrar el camino que Dios quiere para nuestra vida. No sin dificultades y con el consiguiente discernimiento que conlleva. Camino que al referir todo a Dios nos permite usar o no usar las cosas según Dios lo quiere y cooperar así con las inspiraciones de Dios y dejarle en definitiva que Él “se sirva” de cada una para lo que Él quiere. Es la experiencia de esta armonía la que Mary Ward recibió y que ella designa como feliz libertad.
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