Sabemos de la vida de Mary Ward su deseo de “ser enteramente de Dios” (“to be wholly God’s). Quien desea como ella vivir desde esta actitud encuentra que el camino para hacerlo es desde el Amor y ese Amor en una de sus concreciones es el Ayudar. Una ayuda que Mary Ward la plasmó en su estar abierta a las necesidades de su época, en concreto, la educación a la mujer.

Quien ama siempre encuentra una puerta abierta al ayudar. Para ello es necesario saber mirar con los ojos del corazón, la mirada del Amor, que es ternura y misericordia porque se intenta “ser enteramente de Dios” para así transparentarle y manifestarle con nuestra vida y presencia.

Hoy como seguidoras de sus sueños deberíamos preguntarnos: ¿Cómo amamos? ¿Cómo lo plasmamos en nuestra vida de cada día? ¿Es nuestra ayuda una respuesta al Amor que Dios nos manifiesta y tiene por quien soy y que me hace salir de mí yo en respuesta generosa a este Amor gratuito y sin medida alguna?

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