QUINTO DOMINGO DE PASCUA

AMOR SIN LÍMITES, SIN DISTINCIONES

Cuando salió Judas del cenáculo dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado con él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros.

(Jn 13, 31-33a  a  34-35)

 

 

 

[…] Cuando somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad… (LS 208)

 

 

[…] Solo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico… (LS 211)

 

 

[…] La naturaleza está llena de palabras de amor, pero ¿cómo podremos escucharlas en medio del ruido constante, de la distracción permanente y ansiosa, o del culto a la apariencia? … (LS 225)

 

 

El cuidado de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica capacidad de convivencia y de comunión. Jesús nos recordó que tenemos a Dios como nuestro Padre común y que eso nos hace hermanos. El amor fraterno sólo puede ser gratuito, nunca puede un pago por lo que esperamos que haga. Por eso es posible amar a los enemigos. Esta misma gratuidad nos lleva a aceptar el viento, el sol o las nubes, aunque no se sometan a nuestro control. Por eso podemos hablar de una fraternidad universal. (LS 228)

 

 

[…] En el corazón de este mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto. Él no nos abandona, no nos deja solos, porque se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos… (LS 245)

 

 

El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad, que no solo afecta a las relaciones  entre los individuos, sino a “las macro-relaciones, como las relaciones sociales económicas y políticas” Por eso la iglesia propuso al mundo el ideal de una “civilización del amor” El amor social es la clave de un auténtico desarrollo: “Para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor en la vida social –a nivel político, económico, cultural- haciéndolo la norma constante y suprema de la acción”. En este marco junto con la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social nos mueve a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación ambiental   y alienten una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad. Cuando alguien reconoce el llamado de Dios a intervenir junto con los demás en estas dinámicas sociales, debe recordar que eso es parte de su espiritualidad, que es ejercicio de la caridad y que de ese modo madura y se santifica. (LS 231)

 

Dios del Amor.

Ayúdanos a ver, escuchar, entender… a los demás como Tú lo haces con nosotros.

Que nos acerquemos a ellos a pesar y a través de las brechas que, a veces, nos separan.

Que estemos pendientes de sus necesidades y compartamos con ellos todo lo que somos y tenemos.

Llénanos de tu Amor para amar como Tú nos amas.

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