Mary Ward ardía con el deseo de entregar la fe a la gente.
En nuestro tiempo de hoy, el Señor nos invita a devolver la esperanza, como Mary Ward, a los desesperados, los perseguidos, los enfermos, especialmente los afectados por el coronavirus, los marginados, los migrantes y los refugiados.
Como seguidoras y seguidores de Mary Ward, no podemos ni debemos rehuir los problemas críticos de nuestro tiempo: Necesitamos ensuciarnos las manos poniéndonos en contacto con el pueblo de Dios directamente en su terreno. Tenemos el desafío de ir más allá de los límites estructurales para llegar a todos y todas sin segregación.
¿A qué somos llamadas a actuar en unión por el bien de la Iglesia?
¿Cómo podemos aplicar nuestra fe católica a los problemas críticos de nuestro tiempo?