María Parga es la coordinadora de la ONG Anidan Kenya, (www.anidan.ong) desde 2009. Esta organización, fundada en 2002, trabaja por el óptimo desarrollo de la infancia más vulnerable de Lamu, Kenia, haciendo especial hincapié en la educación y la salud como principales vías de desarrollo. El objetivo de Anidan es asegurar el cuidado y desarrollo humano integral de los niños, niñas y jóvenes con los que trabajan, a través de la acogida y del acceso a una educación formal y en valores.
Antigua alumna de las Irlandesas de El Soto, María estudió Publicidad y Relaciones Pública y un curso de Cine en Nueva York. Siempre se había dedicado a la publicidad, cine y televisión hasta que Lamu se cruzó en su camino. Ella misma nos lo cuenta en esta entrevista.
¿Cuál fue tu motivación para involucrarte en el proyecto Anidan?
Tuve la suerte de encontrar Anidan y poder comenzar a colaborar con ellos en Madrid durante mi tiempo libre, organizando eventos y difundiendo su gran labor. Un año más tarde pude ir a visitarlos y me impresionó conocer a los niños, ver el proyecto con mis propios ojos y comprobar cómo la pequeña ayuda con la que contribuía se hacía tangible y cambiaba la situación de niños que se encontraban malnutridos y sin acceso a la educación, se les daba la oportunidad de cambiar el curso de sus vidas.
Continué colaborando y difundiéndolo entre mi familia y amigos hasta que volví a visitarles de nuevo un año después. Allí ya me involucré completamente y me ofrecieron quedarme como voluntaria durante unos meses, para más tarde formar parte del Equipo de Anidan.
Para mí, poder trabajar ayudando a niños huérfanos, abandonados, que han sufrido maltratos o abusos o que padecen enfermedades crónicas y ver cómo cambia su situación y salen adelante, ha sido mi motivación para, a pesar de pasar momentos muy duros estar a su lado, recibiendo su cariño y amor.
¿Qué sueñas para el futuro de estas niñas y niños?
Su futuro una vez que llegan a Anidan ya ha cambiado, porque una vez que están allí tendrán la oportunidad de curarse, estar protegidos de posibles maltratos, abusos o matrimonios forzados, alimentarse y estudiar. Una vez que están en Anidan ya pueden comenzar a ser felices y soñar, de hecho, muchos de ellos ya están cumpliendo sus sueños, estudiando en la universidad, trabajando y formando una familia.
En Anidan les educamos en un espacio de tolerancia en la que trabajadores y niños procedentes de etnias diferentes con creencias y tradiciones distintas conviven en paz y sin exclusiones. Les reforzamos su autoestima y les inculcamos el valor de la amistad, la tolerancia y la colaboración junto con la libertad, la justicia, la paz, la alegría y la generosidad. Aunque lo cierto es que estos niños han sufrido ya tanto antes, que muchos de estos valores ya lo tienen de forma innata especialmente la generosidad y el cuidar de los demás.
Mi sueño es que se formen y estudien lo máximo posible para realmente poder cambiar su estándar de vida y ayuden a sus familias, a su comunidad, a su condado e incluso a su país, que lleguen lo más lejos posible para poder ayudar a más niños que se encuentran en la misma situación de cómo llegaron ellos.
¿Y para tu propio futuro?
Es difícil ver el futuro ahora mismo, pero lo único que sé es que ya es una parte de mi vida y siempre estaré vinculada y unida a ellos, son también mi familia.
¿Cómo crees que cada persona puede trabajar por un mundo más justo?
Creo que es muy importante en esta vida intentar ponernos en la situación del otro y valorar todo lo que tenemos, sentirnos afortunados y nunca olvidar que hay gente que realmente necesita nuestra ayuda. Ayudar desde donde estemos a los más necesitados, saber que cualquier granito de arena, aunque parezca poco, ayuda. Granito a granito se convierte en kilos. Que un simple detalle cambia una vida, que con un poco de esfuerzo se pueden cambiar muchas cosas.
Todos somos iguales y no se debe hacer distinciones por raza, sexo o religión, deberíamos pensar más en no hacer nunca a otros lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros.
¿Quién ayuda a quién?
Al final los que tenemos la suerte de estar allí recibimos muchísimo amor y cariño a diario. Así que no pensemos que porque vayamos a un país donde tienen más necesidades básicas que nosotros, creamos simplemente que les estamos ayudando. No es así, son ellos los que nos ayudan a ser mejor personas y a valorar más lo que tenemos.
En todas partes una cosa es igual, la educación es la herramienta más poderosa que podemos emplear para asegurar el futuro de los niños, para convertirlos en mujeres y hombres jóvenes formados capaces de transformar su entorno, sus familias y su comunidad.
¿Qué recuerdo tienes del colegio de El Soto?
Son tantísimos los buenos recuerdos que tengo del colegio que podría estar horas escribiendo sobre ello. Las Irlandesas me ha dado una infancia muy feliz llena de valores y momentos imborrables. Creo que es difícil de entender, a menos que hayas estudiado en las Irlandesas, ese sentimiento de unión y gran familia que nos inculcaban en el colegio desde pequeñitos.
Además, tuve la suerte de formar parte del equipo de baloncesto del colegio desde muy pequeña, ya que mis hermanas mayores también habían jugado. Esto me ha aportado muchísimo en la vida, uno de los sueños a realizar cuando llegué a Anidan fue introducir el baloncesto, especialmente para fortalecer a las niñas. En 2010 conseguimos terminar la cancha y desde entonces las niñas y los niños de Anidan han podido disfrutar y aprender un deporte que les da autoestima, confianza y libertad, fomentado el respeto a los demás y el compañerismo. Incluso hoy en día, algunas niñas han conseguido becas de secundaria en colegios fuera de Lamu, gracias al baloncesto.
En definitiva, todo lo que he aprendido en el colegio, tanto a nivel educativo como de valores, ha sido gracias a los impresionantes profesores, monjas, entrenadores y todos los trabajadores que continúan aún en mi memoria. Todos ellos han sido importantes en mi educación y cada uno me ha enseñado algo para la vida. Creo que este trabajo en equipo y armonía que se sentía y transmitían a los alumnos del colegio, junto con una gran libertad, ha ayudado muchísimo a mi educación.
¿Te inspiró o inspira en la vida la figura de Mary Ward?
Sí, tengo muy presentes sus valores de «libertad, verdad, justicia, paz, alegría y generosidad». En mi caso ha sido gracias a cómo me lo transmitieron Mother Ana, Mother Angels, Mother Lourdes, Mother Concha, Mother Gracia, Mother Michael, Sister Rita, Mothers… no solo contándonos la vida de Mary Ward y sus enseñanzas, sino transmitiéndolo con su propio ejemplo, con un amor desinteresado y puro.