Cosecha de arroz en Nueva Vizcaya, Filipinas. Foto: Bobot Go / ILO + ODS 8 de la ONU

Hoy, día 1 de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajador, por lo que en todo el mundo tendrán lugar diferentes reivindicaciones sociales y laborales para las personas trabajadoras.

La Iglesia, mediante la iniciativa Iglesia por un Trabajo Decente (ITD), se une a estas reivindicaciones, hoy más que nunca, dado que la crisis socioeconómica que atraviesa nuestro país y el resto del mundo, ha provocado que más familias caigan en la pobreza, a pesar de tener trabajo, debido al agravamiento de la precariedad y la inestabilidad laboral.

Trabajadoras en una fábrica de ropa en Filipinas. Foto: E. Tuyay / ILO

Los datos de desempleo y temporalidad o trabajo a tiempo parcial, insuficiente para mantener una vida digna, han aumentado en los últimos años en España. Hay más de 3 millones de personas en paro, casi una tercera parte de esas personas lo son de larga duración.

El empleo en la actualidad descarta principalmente mujeres, jóvenes y migrantes. Mientras que la tasa de paro es del 13,33%, en la población extranjera es del 20,89%, y hay más mujeres en paro que hombres. La inestabilidad laboral grave, que no permite a las familias salir de la pobreza a pesar de tener trabajo, en 2020 afecta al 10,3 % de “sustentadores principales” de los hogares, más de el doble que en 2017.

A nivel global, la situación es alarmante. La Organización Internacional del Trabajo estima que cerca de la mitad de todos los trabajadores del mundo se encuentra en riesgo de perder su medio de subsistencia, a raíz de la recesión económica global provocada por la pandemia. Las Naciones Unidas incluyen el problema del trabajo decente entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El ODS nº8 busca “Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos”. El IBVM, comprometido con la Agenda de desarrollo sostenible 2030 de la ONU, el objetivo dos de la Laudato Si, “atender al grito de los pobres”, y como parte de la Iglesia, y su manifiesto “Sin compromiso no hay trabajo decente”, se une a estas reivindicaciones de un trabajo digno para todas las personas, igualdad salarian entre hombres y mujeres, la promoción de un entorno de trabajo seguro por parte de las empresas y las administraciones públicas (en España se producen alrededor de 1.000 muertes al año por accidentes laborales), la regularización de las personas migrantes, forzadas a subsistir de la economía opaca y todas las demás listadas en el manifiesto y en el ODS 8.

Distancia social en un mercado de Kampala, Uganda, durante la Covid-19. Foto: : Yasin Nsubuga ILO / RUDMEC
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