Mañana miércoles, 22 de abril celebramos el 50 Aniversario del Día de la Tierra, y el próximo mes de mayo se cumple el 5º aniversario de la Laudato Si, en la que el papa Francisco nos invitaba a trabajar por la sostenibilidad de la tierra y la vida de las personas. Y lo hacemos en medio de una gravísima situación mundial que todavía acaba de empezar en muchos países del Sur, especialmente en África y Latinoamérica.
Para celebrar este día, como cada año, nos sumamos a la campaña que proponen desde Enlázate por la Justicia (Cáritas, Justicia y Paz, Confer, Manos Unidas y Redes, entre otras):
«Esta pandemia universal ha hecho que resuene en nosotros con más fuerza que nunca el mensaje de ‘Laudato si´ y de Querida Amazonía: “Todo está conectado”:
No queremos que nuestra propia experiencia del COVID-19 nos impida mirar y trabajar contra los estragos que la pandemia ya está causando en los países empobrecidos, que viven en “estado de alarma” casi permanente. La crisis del coronavirus pone de manifiesto las desigualdades entre países y hoy más que nunca somos conscientes de que hay cosas que no se pueden someter a la lógica del mercado: el valor de la vida humana, la protección de todo ser humano, la universalidad de la sanidad y el cuidado de las personas más vulnerables y del planeta.
No queremos que esta crisis y estado de alarma pongan en segundo plano la Emergencia Climática que vivimos y que se retroceda en los tímidos pasos que gobiernos e instituciones nacionales e internacionales estaban dando para proteger el planeta de su deterioro y su efecto en las personas. Un daño causado, casi siempre, por modos injustos e insostenibles de comprender la economía, el bienestar y el crecimiento. Debemos seguir apostando por una ecología integral, que entiende la preservación del planeta como parte intrínseca de nuestra condición humana. (…)
Por eso, cuando termine esta crisis, que seguro terminará, debemos pensar en volver a una “nueva normalidad”, como nos recuerdan desde la Oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación del Instituto en Roma. Nada será lo mismo, así que gobiernos, negocios, iglesias, congregaciones y personas individuales debemos responder a esa “nueva normalidad” en la que ayudemos a construir un mundo más fuerte y más consciente de la pobreza y la vulnerabilidad que hay a nuestro lado.