Vivimos en una sociedad que favorece tanto el consumismo que sus efectos provocan el deterioro de nuestro planeta. Como mujeres comprometidas a reverenciar la creación, comprendemos que tenemos responsabilidad y poder en este sentido: con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa.
Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado. Participamos con grupos que nos ayudan a comprender cómo ejercer nuestra responsabilidad a la hora de comparar y nuestro poder a la hora de exigir relaciones justas en las empresas que fabrican lo que consumimos.