
El día 9 de octubre tuvo lugar en la misión católica de Asilah una celebración de agradecimiento por estos 27 años de servicio del IBVM, ahora que la misión pasa a ser gestionada por la congregación mejicana de las Misioneras del Señor de los corazones y de Ntra. Sra. de Guadalupe.
Entre las personas asistentes a esta celebración, el arzobispo de Tánger, Fray Emilio Rocha Grande OFM, un grupo de religiosas IBVM, representantes de la Fundación Kambia, estaban las protagonistas de la misión: las mujeres marroquíes relacionadas de algún modo con los proyectos de promoción de la mujer, ya sea como profesoras o como usuarias.

Durante la celebración hubo tiempo para repasar, con fotografías, a todas las personas que han ido pasando por la misión del IBVM a lo largo de estas casi tres décadas. Todas han dejado una huella, un corazón grande, todas han compartido los momentos felices y los problemas. Todas han dado el máximo de sí mismas en este mundo interreligioso e intercultural en el que se embarcaron con alegría. También se recordaron momentos importantes de la historia, como la exposición que se hizo de El Profeta.
Todas las personas asistentes que lo desearon, compartieron con el resto sus recuerdos y sus sentimientos encontrados entre la alegría de un proyecto que ha crecido y avanza hacia el futuro con nuevas ilusiones, y la pena de decir adiós a personas que han estado ahí, codo con codo con las religiosas y con la comunidad local de Asilah, que tanto valora esta misión. Todas dando las gracias por este tiempo.
Fátima agradece a María y al resto de los presentes, afirma que ellas siempre se han sentido apoyadas moral y humanamente, “han sido muy espléndidas no solo en la parte económica, sino también y muchísimo, en la parte personal”.
El día 9, aunque no estuvieron presentes, Piedad González Cano y Victoria Lassaletta enviaron unas palabras que fueron leídas en el encuentro. También se habló de las que ya no están entre nosotros, Kathleen y Mary Bukart, que lucharon junto a las otras compañeras por la justicia social y por las mujeres marroquíes. Además, hubo intercambio de regalos y muchos abrazos.
Finalmente, se inmortalizó el día con una foto familiar, donde no faltaron ni las que no habían podido estar presentes ese día, gracias al tablero con sus fotografías.






















