Un año más he tenido la oportunidad de acudir a Winchester con mi buena amiga teóloga y artista Silvia Martínez-Cano. Esta vez el Simposio se titulaba: “The feminist imagination: Enfleshing the unconscious” (La imaginación feminista: encarnando el inconsciente”).
Eran 6 pintoras que además debían aportar el proceso de elaboración de su trabajo en un cuaderno de vida. Todo ello fundamentado en la Artrografía cuya metodología es la teología feminista de liberación centrada en la acción, reflexión y práctica. Cada una de ellas nos relató cómo había sido este proceso.
El día de la inauguración de la exposición una mujer que también había participado previamente de este trabajo de investigación explicó su proceso bailando, de manera improvisada. Unir el arte, la reflexión y la teología es una maravillosa manera de aunar la mente, el cuerpo y el espíritu. Hace tiempo leí que toda manifestación artística es una manifestación espiritual, seamos conscientes o no de ello.
También tuve oportunidad de ver las “piedras” de Stonehenge y la catedral de Salisbury. Un “templo” de 2.500 años antes de Cristo y una catedral del siglo del siglo XIII cuya aguja es de 123 metros, la más alta de toda Inglaterra.
Ciertamente las oportunidades de ver estas distintas manifestaciones amplían mi horizonte espiritual, agrandan mi corazón y me refrescan de nuevo la grandeza del ser humano ante el horizonte último de ser conectadas como una en el Uno.
Por Blanca Bergareche, Ibvm