Hace un par de meses acudí a la presentación del libro “Adultos vulnerados en la Iglesia” escrito por Paula Merelo Romojaro. “Inspirada en el desafío que Hans Zollner sj lanzó sobre la necesidad de construir una teología de los abusos, busca dar visibilidad y crear conciencia sobre una lacra que está corrompiendo el corazón de la Iglesia. Su objetivo es romper definitivamente con la cultura de la ocultación que perpetúa la posibilidad de que los abusos se repitan, y proteger y dignificar también a estas víctimas.” Me he permitido trascribir las palabras de la contraportada de su libro porque reflejan muy bien lo escuchado en su presentación.
Comenzamos por escuchar el valiente testimonio de una víctima, recogido en su libro, leído por una mujer de entre las que allí nos encontrábamos presentes. Testimonio desgarrador, pues si ya lo es cuando conocemos el abuso de un menor, en el caso de una persona adulta, además se presupone el pleno consentimiento. Se trata de toda una vejación de la persona, a su dignidad.
La autora apoya en su ensayo en una encuesta realizada a más de 300 personas. Y los datos recogidos son escalofriantes: 13% conoce alguna víctima; 61,5% de las víctimas son mujeres; 71% de los agresores eran sacerdotes; 64% directores espirituales/acompañantes; 89,7% no se ajustan a la definición de adulto vulnerable recogida en el Código de Derecho Canónico.
Si nos preguntamos el porqué, la respuesta es sencilla y compleja. Se produce al existir una relación asimétrica, al abrirse una puerta a la manipulación. Comienza con un abuso de poder, de conciencia, espiritual donde en ocasiones la punta del iceberg es el abuso sexual. Existe todo un entramado que se ha ido tejiendo a lo largo de todo un proceso.
Paula terminó su charla diciendo que aún nos queda un camino por recorrer en donde habrá que sanar el pasado, atender lúcidamente el presente y así salvar el futuro. Os dejo el enlace por si alguna persona desea escuchar este conversatorio sobre un tema tan tradicionalmente ocultado, sobre todo, en España (En realidad, la charla comienza en el minuto 21 de este video).
El acto culminó con una canción de Elia Fleta, religiosa teresiana, “Mujer de a pie”.